Transcripción

Imagina a una adolescente que le grita a su madre algo como: ¡Deja de meterte con mis cosas, ¡deja de manipularme! ¡Quiero tomar mis propias decisiones! ¡Te odio!, y a continuación le da un portazo en la cara. Una madre desde una posición reactiva, podría sentirse tentada a etiquetar a la adolescente como “mala”, “agresiva” o “insoportable”, pero con esto no solo sabotearía la relación, sino que lo más probable, es que la madre se culpe a sí misma, de haber criado a una hija tan difícil. Y esta idea se la comunicará a la hija, directa o indirectamente, alimentando su baja autoestima.


En cambio, uno podría preguntarse: ¿Cuál es la necesidad humana legítima, que se oculta detrás de ese berrinche emocional?,¿cuáles son los valores que han impulsado a la joven para actuar de esa manera?

 

Las posibilidades son varias: autonomía, independencia, autovaloración, seguridad, respeto… No hay duda de que la conducta de la adolescente, es poco ágil e inteligente emocionalmente, pero en realidad se trata de una expresión trágica o melodramatica de sus necesidades insatisfechas.

 

Sin embargo, la verdadera tragedia, está en la forma de expresar sus necesidades, porque hace menos probable que éstas sean satisfechas.

 

Con la práctica de ejercicios Mindfulness de consciencia de uno mismo, podemos darnos cuenta de cómo nos juzgamos y también, de cómo juzgamos, clasificamos y evaluamos de forma automática a los demás.


ASE favorece a través de explicaciones como esta y ejercicios de consciencia de uno mismo, la posibilidad de darnos cuenta y dejar de actuar en automático. Nuestro curso de Aprendizaje Social Emocional, es la herramienta ideal para conocerte a ti mismo y mejorar tu relación con las personas que amas.

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